En numerosas ocasiones ya hemos hablado sobre los beneficios de la ingesta del aceite de oliva virgen extra. Esta vez, queremos centrarnos en las ventajas de tomarlo en ayunas y en por qué es tan saludable tomar aceite de oliva virgen extra en ayunas. 

Contar que el aceite de oliva virgen extra, como base de la dieta mediterránea, es un auténtico “elixir” de vida, ya no es una primicia. Italianos y españoles, que son los europeos que más aceite de oliva virgen extra consumen (alrededor de 13 l/persona/año) han visto aumentar su esperanza de vida en los últimos años. Esta longevidad se sustenta, en parte, por este secreto, por consumir AOVE. 

Nuria Rosique, nutricionista de la Unitat de Nutrició Humana de la Universitat Rovira i Virgili, del CIBEROBN (Centro Biomédico en Red, Obesidad y Nutrición), recordó recientemente a un medio de comunicación, que “las evidencias científicas de los beneficios del aceite de oliva cada vez son más palpables. (…) Hemos oído hablar de los beneficios del aceite de oliva, consumido en ayunas; hoy los estudios lo corroboran”. 

Pero ¿es lo mismo tomarlo en la cena, en el bocadillo de la merienda, o por la mañana con el estómago vacío? Pues los estudios evidencian que no. 

 

Antiinflamatorio y una ayuda para mantener la línea

El consumo de aceite de oliva virgen extra en ayunas, por tanto, tiene numerosos beneficios que han sido avalados por la ciencia. Veamos algunas de estas ventajas: 

 

No todos los aceites son iguales

Pero todos estos beneficios no los conseguimos tomando cualquier tipo de aceite. Como desde Olis Bargalló también recordamos, es el aceite de oliva virgen extra de calidad el que contiene “esa magia”. Especialmente, el de primera prensada es el mejor, porque contiene más polifenoles y nutrientes. 

Lo bueno de este producto es que está indicado para todo el mundo. Todos podemos tomar este “elixir de vida”, desde los niños a los ancianos, sin distinción de edad. El aceite de oliva virgen extra es un alimento tan saludable y recomendable que no entiende de edades. Es ideal para cubrir parte de las necesidades nutricionales de grasas en todas las etapas de la vida: desde la introducción a la alimentación complementaria en el bebé, pasando por su infancia y adolescencia, y durante la edad adulta y la vejez.

Y, aunque en ayunas nos proporciona más beneficios, su acción se alarga tomándolo a cualquier hora del día, solo o en platos fríos (el aceite de oliva virgen extra ya calentado en platos pierde más efectos). Lo ideal es incorporar el AOVE a nuestra dieta habitual y tomarlo de forma constante. De hecho, según los nutricionistas, las recomendaciones propias de la dieta mediterránea indican, para los adultos, tomar al menos cuatro cucharadas soperas al día. 

Pero para rentabilizarlo mejor, es importante tomarlo en crudo. Así, es ideal hacerlo con una tostada de pan, en aderezos de verduras y hortalizas (crudas o cocinadas), y en ensaladas u otros platos. Las recomendaciones son éstas, pero utilizar AOVE para cocinar también es más saludable que otros. Puesto que el punto de humo es más alto (la temperatura a la que el aceite comienza a humear y por encima de la cual el aceite se quema), sus compuestos antioxidantes resisten más ciclos de fritura que otros aceites. Por lo que, usado correctamente, es recomendable para todas las preparaciones culinarias.